Hay muchos que piensan que el frio no tiene nada que ver con las infecciones y que esto es una creencia popular sin ningún apoyo científico, lo cual era cierto hasta hace unos años y las últimas publicaciones científicas sobre el tema.
Antes se creía que al hacer frio pasamos menos tiempo al aire libre, lo que hacía que pasáramos más tiempo acinados en casa, en la escuela, el trabajo…lo que los científicos llamaron el efecto apelotonamiento. Este efecto es verdad que existe pero no es el único culpable del aumento de la patología infecciosa en épocas de frio.
Un trabajo publicado por la universidad de Cardiff en el 2005, expuso a 90 individuos a una inmersión de los pies en agua fría ( 10º C) y otros 90 individuos no fueron expuestos al agua fría. Un 28% de los expuestos al agua fría desarrollaron síntomas de la gripe frente al 9% que lo desarrollaron en el grupo no expuesto al agua fría. La conclusión del estudio fue que la exposición a bajas temperaturas influye en la probabilidad de desarrollar un catarro. La explicación que dieron es que exponer al individuo a temperaturas frías, lo que hace tu cuerpo es retirar sangre de las zonas en las que no es necesaria, que son las partes más distales; manos, pies y nariz. Si tenemos el virus en la nariz al haber menos leucocitos porque hay menos sangre, se produce una facilidad para la expansión del virus. Por lo tanto en este estudio nos dice que si no hay virus no hay posibilidad de infección, pero si el virus esta, es mucho más fácil que se produzca la infección con frio.
Otro estudio del instituto nacional de salud de los EEUU, realizado en el 2007, hicieron pruebas de provocación del virus de la gripa con conejillos de india, unos a bajas a temperaturas y otros no. La incidencia de la gripe fue mayor en los conejos expuestos a bajas temperaturas que los que no estuvieron expuestos a bajas temperaturas. Estos científicos estudiaron las membranas de los virus y llegaron a la conclusión que cuando la temperatura era baja, los lípidos de la membrana de los virus, formaba una especie de gel y esta capa semisólida protegía al virus en el camino de huésped a huésped.
Por lo tanto lo más importante es no estar en contacto con el agente patógeno para no coger la enfermedad y no pasar frio para que el virus se debilite los más posible y nuestras barreras de protección estén lo más activas posibles.