Los cinco mitos más comunes de los antibióticos.
Todos conocemos que son los antibióticos, pero ¿sabemos cómo usarlos y que puede causar una mala praxis de los mismos?. Desde hace muchos años en la patología respiratoria hemos usado antibióticos y hemos visto el cambio de estrategia del tratamiento antibiótico. Hoy vamos a comentar un artículo publicado en noviembre de 2016 por el Dr. Brad Spellberg.
Los antibióticos por definición son: una sustancia química, que mata o impide el crecimiento de ciertas clases de microorganismos sensibles, generalmente ayudan a las defensas de un paciente hasta que las respuestas locales sean suficientes para controlar al infección. Los antibióticos se pueden clasificar en dos clases:
- Bacteriostático: no permite el crecimiento de los patógenos.
- Bactericida: destruye los patógenos.
El objetivo de un antibiótico es terminar con los microorganismos patógenos, para ello la práctica clínica tiene una máxima, que es usar una mínima concentración de antibiótico, suficiente para inhibir al agente patógeno.
La revisión de hoy es sobre un artículo que quiere discutir los principales mitos de estas sustancias. Los antibióticos se llevan aplicando más de ochenta años lo cual ha producido un conocimiento de los mismos que en parte es falso, según el Dr. Osler la mitad de lo que sabemos de los antibióticos es erróneo. Los mitos más frecuentes son:
- Los antibióticos se descubrieron en el siglo XX: el primer antibiótico que utilizamos con seguridad fue una sulfamida sintetizada en 1931. Pera este no fue el primer antibiótico, los análisis genéticos muestran que las bacterias, ya hace 2-2,5 millones de años, inventaron los antibióticos y un mecanismo de resistencia a los mismos. Un artículo publicado en 2012, por Bhullar K y Cols, exploraron una cueva en Méjico, aislada de la superficie durante cuatro millones de años, en la cual encontraron muchos tipos de bacterias, las cuales cultivaron y observaron que todas eran resistentes por lo menos a un antibiótico y la mayoría era multirresistente. Los autores concluyen que hay mecanismos de resistencia que todavía no sean descubierto pero ya actúan en la naturaleza desde hace muchos años.
- El mal uso provoca resistencia: es un mito que se repite con mucha frecuencia en la población general, y no siendo falso del todo, lo que hay que tener en cuenta es que el uso apropiado del mismo también crea resistencias. Por lo tanto no debemos evitar el mal uso por las resistencias, sino porque carece de efecto favorable.